Ética empresarial

 
 

Reconoce que ahora tienes un problema:

Quieres un regalo corporativo para tu empresa o tus clientes y has optado por un regalo corporativo ecológico. ¡Qué menos! Atrás quedaron los años en los que el brilli-brilli significaba prestigio.

Pues resulta que ahora todo es ecológico: vajilla eco, libretas eco, marcapáginas eco, tostadoras eco,… Deberíamos replantearnos qué significa ecológico. Spoiler: no por ser de bambú, tiene por qué ser ecológico. Pero ya hablaremos de esto.

Supongamos que seleccionas bien y te decides por un detalle corporativo hecho con plantas y semillas. ¡Bien! ¡Esa es la liga en la que jugamos nosotros! Pero si bien antes eran unos playoff y había pocos que hacían lo mismo, resulta que en los últimos años parece la copa del Rey, en la que en un mismo bombo hay empresas de todo tipo y donde no siempre se juega limpio.

Es el momento de separar el grano de la paja y saber realmente lo que estás comprando y a quién le estás comprando. Pese a ser hamburguesas en ambos casos, no puedes comparar un bocadillo de McDonald’s con una hamburguesa gourmet, por ponerte un ejemplo.

Es importante, porque tu decisión de compra afecta a todos: desde a tu cliente -que sabrá reconocer entre un Big Mac y una hamburguesa artesana hecha a la parrilla de brasa de castaño-, al medio ambiente, a tu entorno social y a la sostenibilidad empresarial de empresas que intentan hacerlo bien.

Por eso, deberás incorporar en la evaluación para tu decisión de compra las cuestiones éticas. No solo es el dinero, amigo. En el caso de Bridepalla, tenemos un claro sentido ético en todo lo que hacemos:

1. No copiamos.

Puedes coger una idea muy buena de alguien y producirla vetetúasaberdónde para que salga mucho más barata que la idea original, es cierto. Pero pierde toda la esencia de la sostenibilidad, infringes ciertos derechos de propiedad intelectual y, por supuesto, estás invirtiendo en un impostor, alguien que se ha aprovechado de las ideas de los demás.

2. No mentimos.

Uno de nuestros valores es la transparencia. Intentamos ser didácticos y decir todo lo que pasa alrededor de tu proyecto. Si decimos que nuestro papel plantable se hace en Barcelona es que se hace en Barcelona. Si tenemos que comprar alguna planta en Holanda, te lo decimos. Si apostamos por la inclusión laboral, no solo queda en el verbo, sino que es purita acción.

3. El cliente es lo primero.

Son muchos proyectos a nuestras espaldas y pocas veces hemos fallado. Un proyecto de un cliente es EL proyecto y nos desvivimos por él. Nos comprometemos en plazos, nos adaptamos a sus horarios para comentar cualquier cosa, solucionamos los imprevistos, intentamos mejorarlos.

4. Los precios justos.

Si encuentras papel plantable salvajemente más barato que el nuestro, créeme, no está hecho aquí ni tiene la calidad que tiene el nuestro. Nosotros pagamos en plazo a nuestros proveedores, les conocemos y ellos nos conocen (saben dónde vivimos :), pagamos dignamente a nuestros colaboradores y trabajadores y, cuando nos es posible, apoyamos causas en las que creemos. Y, por supuesto, obtenemos un beneficio que seguiremos invirtiendo en nuestra misión.

Cada acto cuenta y es momento de apostar por lo que es ético, más allá de lo sostenible que te digan que es un producto. Porque, al fin y al cabo, ¿qué es la sostenibilidad sino un acto por la ética de todo el planeta?

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